1. El bien de Dios es ilimitado, perfecto, universal, generoso, abundante, es intangible y tan real como la luz del sol que es también parte de ese bien universal.
2. El bien de Dios me envuelve. ¡Es omnipresente!, .... ¡aleluya!!!.
3. El bien de Dios se expresa en mí y a través de mí.
4. El bien de Dios se irradia en mi realidad bendecida, en mis actos, pensamientos y palabras.
5. El bien de Dios lo veo en todo lo que generosamente Dios me ha obsequiado: mi familia, mi casa, salud, empleo, finanzas, etc.
6. El bien de Dios lo veo en la perfección de la naturaleza: el sol que nos da calor, las plantas que oxigenan la vida, los animales que nos dan sustento y compañía, los ríos que calman la sed, ... la luna, las estrellas, las galaxias, todo habla del bien de Dios.
7. El bien de Dios es la afirmación permanente que pronuncio cada día.
8. El bien de Dios es el pensamiento creador de mi realidad.
9. El bien de Dios es la realidad de mi gozo y crecimiento espiritual.
10. El bien de Dios se derramó a su máxima expresión en el sacrificio de Jesús en la Cruz, lo cual me da Vida Eterna y sentimiento de Gratitud.
11. El bien de Dios lo ejerzo en la oración que reprende la obra de satanás en mentiras, odios, discordias, y que el poder de esa oración es expresión del poder del bien de Dios.
12. El bien de Dios se aprecia en toda belleza que proclama su esplendor, bien sea en las bellas flores, las magníficas montañas, las mujeres hermosas; es asunto de desarrollar la actitud de ver la belleza inesperada e intangible que radica en todo, y, es que Dios se complace en la belleza y la hace visible y abundante para su Gloria y Honra.
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